domingo, 26 de septiembre de 2010

Segunda parada: Nápoles

Si había un lugar al que era reacio a visitar de todos los destinos previstos de Italia en nuestro viaje, ese era Nápoles. Bien por la fama, mejor dicho, mala fama, o bien por las experiencias negativas que encontré por Internet, las cuales eran muchas.
Aunque también pude leer muchas otras experiencias realmente positivas, dejando la balanza equilibrada. Por lo que nos tocaría descubrir cómo es Nápoles con nuestros propios sentidos.


La llegada fue un poco caótica. Nápoles estaba medio levantado por la construcción de la línea del metro, pero una vez pasar la Piazza Garibaldi esquivando a los cientos de vendedores ambulantes, fue coser y cantar llegar al hostal. Mojito, dormir y descansar.
Empezó nuestro día napoletano en la zona común del hostal, rodeados de botes de Nutella gigantes y gente que con guía en mano planeaban su jornada de turismo.

Después de acabar de desayunar y escuchar a la recepcionista del hostal, la cual nos hizo de guía de Nápoles, empezamos nuestra visita a Nápoles, empezando por el Centro Storico. Largas y estrechas calles donde abundaban las tiendas de suovenirs con Pulcinella, Totó, los cuernos rojos de la suerte y las figuras del Belén como protagonistas.

Tambíen se dejaban ver pequeños establecimientos a pie de calle, como marísquerias, fruterias, panaderías, y como no, pizzerías.
Y por supuesto, lo que más abundaba, o más se dejaban notar, eran las Vespas que iban de un lado a otro de las largas calles del centro, y a las cuales en muchas ocasiones teníamos que sortear.

Pero lo más italiano de todo es su gente. Esa gente pegando gritos en medio de la calle, llamando a la mamma, o discutiendo mientras hacia haspavientos con la mano a lo italiano. Muy peculiar, la verdad que totalmente diferente al norte de Italia, pero no por ello peor.
Tiene un encanto especial Nápoles, aunque claro.. para gustos los colores.
En lo que a monumentos se refiere, visitamos el Duomo de Nápoles, la Iglesia del Gesú, San Domenico Maggiore, y una pequeña cafetería dedicada a Maradona, con un altar colgado en la fachada donde se puede ver un mechón del astro argentino.

Y es que Maradona en Nápoles es dios, un paseo por el Centro Storico y enseguida te percatas de ello.
Dejando el Centro Storico nos dirigimos hacia la calle Toledo, eminentemente comercial y que parte a la ciudad en dos. La bajamos toda y llegando a las Galerias Umberto decidimos probar un bocado del típico panino napoletano. Buen momento para retomar energías.
Aprovechamos para decansar las escaleras de la Piazza dei Plebiscito, eso sí, si increible de noche, pero de día... se ve demasiado sucia y dejada para ser la plaza más popular de Nápoles.


Volviendo al hostal hicimos una breve visita al Castel Nuovo, antiguamente fortaleza de los reyes españoles, ahora como centro de exposiciones. Y es que se dice que los españoles somos muy queridos en Nápoles, por su pasado dentro de la Corona de Aragón.

Ya por la tarde nos acercamos al mar visitando el Castel dell' Ovo, o castillo del huevo, donde cuenta una leyenda napolitana que Virgilio, poeta romano, escondió una huevo mágico en los cimientos del castillo, y que sin él, la fotaleza se destruiría.



A parte de toda ésta mística, el Castel dell Ovo es un lugar de obligada visita, y desde donde se pueden disfrutar de unas vistas increíbles del golfo de Nápoles. Para que os quede claro, es el típico sitio de Napoles donde se les lleva a las bodas para hacerse sus fotos de album.

Caía la tarde y el estomago avisaba, y no nos ibamos a ir de la ciudad cuna de la Pizza, sin probar, obviamente, una buena pizza. Así que nos acercamos a una pizzería llamada Sorbillo, situada en el Centro Storico, la cual presume de ser el lugar donde se creo tan afamado "fast food".
Una vez con la pizza en mano, fuimos corriendo para llegar a disfrutar de otra panorámica, ésta vez desde las alturas, y no es en otro lugar que en el Castel de San Telmo. Ya terminada la pizza y con las fotos de rigor dentro de la cámara, vuelta para abajo al Hostal. Mañana será otro día.

Consejos personales para Nápoles:
- Para coger el Hostal, intentad alejaros de la Piazza Garibaldi, por ello de la mala fama, pero todo con cuidado.... Nuestra Hostal estaba cerca del puerto y lo recomiendo abiertamente. Un poquito caro para ser Hostel, pero increíble en atención y servicios. Para mí, el mejor alojamiento del Interrail italiano, con diferencia => Hostel of the Sun

- El tráfico es un caos, tanto si eres viandante como si van en vehículo propio. En caso de usar tu piernas para desplazarte, tira de valor al cruzar las calles, porque si no... no pasas en la vida.


- Pasad sin hacer caso de la gente que os ofrece móviles, cámaras, bolsos, etc. A lo que te pares en uno, otros tantos irán como buitres a ofrecerte mejores precios.


-Pálpate del Centro Storico y de sus calles, no dejando de catar la famosa pizza, en solo 5 minutos la tendrás lista para degustar.

-Intenta pagar en los autobuses, aunque no aconsejan hacerlo, mi experiencia fue que en un mismo trayecto de autobús me revisaron el billete 4 veces!!!! Estos napoletanos se las saben todas.

Y ya para acabar deciros, que Nápoles merece mucho la pena visitar, tanto que en un futuro me encantaría repetir, y no solo por la ciudad, sino por la Campania que la rodea.

Siguiente Parada: Pompeia-Pompei
Parada anterior: Roma y Nápoles

1 comentarios:

María Victoria Rodríguez dijo...

Interesante post. Lo hemos incluído en Compañeros de ruta, en Diario del Viajero. Saludos.

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